Algunos jóvenes de Zarco siguen preguntándose cuál es mi verdadera razón de estar aquí. Algunos sugieren que soy policía o militar y estoy investigándolos, otros creen que soy sacerdote y esta es una manda impuesta por algún superior, unos pocos creen que vengo a hacer cosas malas o me estoy escondiendo de algo malo que hice.
Creo que es un tanto «normal» desconfiar de alguien desconocido. Vivimos en un mundo muy cruel, donde la maldad se ha apoderado de muchos humanos que dañan a otros y eso nos provoca miedo. Sin embargo, he visto en estos días que cada persona posee cosas hermosas en su corazón. Si abrimos nuestro corazón a otros, podremos ver que en sus corazones hay belleza y hay esperanza de ser mejor.
Algunos de mis nuevos amigos han abierto su corazón conmigo, así como yo lo he hecho. Esos momentos de amistad, me han enseñado mucho sobre el amor a un «desconocido». Creo que es posible ver a la gente con compasión en lugar de miedo. Creo que la gente necesita corazones abiertos para abrir su corazón.
Es cierto que eso puede ser «peligroso» y puede doler, pero creo que es el ejemplo de nuestro maestro.